Desde niño le habían obsesionado las historias de vampiros. Los cuentos del conde Drácula, que su papá inventaba para hacerlo dormir, y en los que el gótico personaje aparecía decorado con las finesas de un héroe de western, contrastaron en su experiencia con la primera vez que leyó la novela, y se decidió por un odio a Van Helsing que no contradecía sus imágenes primeras del vampiro como máxima expresión de lo increíble. Luego, aún faltando años para la adolescencia, bebió a largos sorbos las sagas de Anne Rice, y se parapetó con mayor ahínco en sus intuiciones sentimentales de la infancia: los vampiros eran, sin lugar a dudas, lo más maravilloso del mundo.
Pasaron los años y logró mantener su emoción intacta, comprobó que no era la rudeza oscura ni la elegancia anacrónica lo que le atraía. Había disfrutado lo mismo con Nosferatu que con Vampiros en La Habana, y cuando toda una cofradía de fieles vestidos de negro repudió la saga de Crepúsculo, él no pudo más que encogerse de hombros y admitir -en privado y en silencio- que los libros le habían gustado, sí, no eran una maravilla, pero los leyó fácil y tenían vampiros y eso último, más que lo primero, era lo único que importaba. ¿Vampiros que brillan con el sol? ¡Qué importa! ¿Vampiros que tocan son en una isla del Caribe? ¡Qué importa!
Lo que importa, lo único realmente importante, es que son inmortales. Cuando niño, poco antes de que empezaran a gustarle las historias de vampiros, vio morir a su madre. No le gustó la muerte. Prefería la vida eterna. Vivir por siempre. Ahora sabe que es imposible, que el único truco que puede salvarlo es crear algo nuevo cada día. Una nueva historia, por ejemplo. Una nueva historia de vampiros, por supuesto.
Me parece mágico. Te invito a pasarte por mi blog (tessadore.com) y participar en el apartado de mi cuaderno. Si lees la primera entrada te explico todas las pautas. Si decides participar es tan fácil como dejarme un comentario. Me encantaría poder hablar de lo que escribes. Un besito.
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Buenos días, apenas vengo a leer el comentario. Me pasaré por el blog, veré y te comento.
Gracias por leer. Un abrazo.
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