Para Libros Prestados, a quien pertenece el título
Fueron las siguientes:
- Tejer una bufanda con lana esquilada a las ovejas del sol, y usarla durante una noche de tormenta en la cuál se cruzasen dos relámpagos formando una equis perfecta.
- Hurtar una cantera con vino del país de los cíclopes.
- Consumir la flor del loto y alcanzar, en los sueños profundos, el conocimiento del camino cuyas curvas renquean en las puertas del infierno.
- Despertar del sueño causado por el consumo prolongado de flores de loto. (Aquí, recordemos, enfrentó en vano la somnolencia generalizada y enfrento las consecuencias de sus actos cuando los pocos despiertos por su chillar indiscreto le recriminaron en lugar de agradecerle)
- Ocultar bajo sus escamas la piel de los aparecidos en el reino de los muertos.
- Ofrendar al profeta difunto con un manjar de miel y leche, previamente negociadas a través del pacto carnal con la hechicera de la isla.
- Poner por escrito el canto de las sirenas y su respectivo arreglo para ser tocado por la orquesta de bronces del país del viento.
- Domar las siete cabezas del demonio de las islas y concertar una cita con su vecina no menos odiada por los marineros.
- Volver a su hogar portando la capa del no reconocimiento, bajo la cual todos habrían de confundirle con un porquero.
- Atravesar, con una flecha lacrada en sangre de grifo, las catorce dianas de tiro dispuestas en fila en el salón donde se celebraba la orgía en honor a la reina viuda y su futuro casamiento.
- Resucitar, mediante encantamiento nunca especificado, los huesos viejos de su perro de caza.
- Cantar la cólera de pélida Aquiles, funesta, que causó a los aqueos terribles desgracias.
- Leer la Odisea y dejar de desvariar en historias que no son la suya.
Le recordaremos siempre como un mamífero distante, amable, un poco fuera de foco.